Las amunas son un sistema ancestral de recarga artificial del acuífero, son construidas con piedra impermeable y canales de infiltración permeables, que permiten que el agua se filtre en el subsuelo durante la temporada de lluvias. A este proceso se le conoce como siembra de agua, ya que posibilita que las comunidades puedan cosechar el recurso hídrico en épocas de estiaje, es decir, cuando no hay lluvia.
Nuestros estudios de monitoreo hidrológico muestran que, en promedio, 1 km de amuna aporta un poco más de 225 mil m³ de agua por año.
*Data extraída del estudio de monitoreo hidrológico realizado en la amuna Saywapata por el Centro de Investigación y Tecnología del Agua (CITA) de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).
Las amunas captan el agua desde las quebradas y la conducen a través de ellas en su terreno permeable, lo que permite que el agua filtre en el subsuelo durante la temporada de lluvias, esto es lo que se conoce precisamente como siembra de agua. Estudios geológicos y científicos demuestran que, a través de la infiltración, el agua recogida por las amunas puede llegar más allá de una comunidad, incluso hasta las ciudades.
Es la medición de parámetros hidrológicos durante un año hidrológico, tales como la infiltración de agua en el suelo, caudales, precipitación, entre otros. Permite evidenciar la eficiencia de una amuna, en términos de caudal de infiltración, y el beneficio hídrico generado por estas infraestructuras ancestrales. Además, esta información contribuye a visibilizar que la inversión en proyectos de infraestructura verde o natural trae más beneficios económicos que los proyectos de infraestructura gris.
* Calculado por el estudio de monitoreo hidrológico realizado por el CITA – UTEC en el periodo 2018-2019.
Las amunas rehabilitadas por Aquafondo tienen un potencial que va de 68 mil m³ a 1,9 millones de m³ al año(*), agua que alimenta los acuíferos de las cuencas Rímac y Lurín, donde hasta la fecha se han rehabilitado amunas.
*Esto dependerá del kilometraje de la amuna.
Nuestras amunas aportarán más de 7 millones de m³ de agua a las cuencas de los ríos Rímac y Chillón una vez iniciado el periodo de lluvias.
Aún faltan aproximadamente 32.924 km de amunas por ser recuperadas.
(*) 67 km de amunas según mapeo elaborado por TNC 2018
Nuestras amunas aportarán más de 7 millones de m³ de agua a las cuencas de los ríos Rímac y Chillón una vez iniciado el periodo de lluvias.
Aún faltan aproximadamente 32.924 km de amunas por ser recuperadas.
(*) 67 km de amunas según mapeo elaborado por TNC 2018
Necesitamos más agua. Lima, con más de 10 millones de habitantes, concentra el 44% del PBI nacional; sin embargo, su ubicación en medio de un desierto, genera riesgos hídricos significativos que impactan al abastecimiento de agua utilizada por sectores productivos. La situación hídrica de la ciudad en los próximos 10 a 15 años será desfavorable, ante un escenario de disminución de 30% en la disponibilidad hídrica y en la oferta de agua, se perderían alrededor de 35 mil empleos, tomando en cuenta la composición familiar, esto afectaría a 120 mil habitantes aproximadamente.
Esta crisis significaría una caída de la disponibilidad de agua potable en un 30%.
Se perderán 35.000 empleos debido a la contracción de la producción por la crisis hídrica. La producción total de Lima, tendría una reducción de 2.22%.
Existen aproximadamente 67 km de amunas por recuperar sólo en la cuenca Santa Eulalia. Esto significaría un beneficio hídrico potencial de 15 millones de m³ de agua al año, beneficiando a los habitantes de la parte alta, media y baja de la cuenta del río Rímac.
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